>Una muerte anunciada

>  Hace dos años visitaba el museo taurino que se encuentra en la finca de Monteviejo, propiedad de Victorino Martín, fui acompañado de mi hijo, conocedor del tema que nos ocupa y un amigo mexicano catedrático de derecho en la Universidad Autónoma de México, estuvimos hablando del devenir del toro y sus encastes, Victorino padre sentía gran preocupación por lo que él presentía que podía ocurrir en un futuro próximo, exactamente lo que ha ocurrido con la centenaria ganadería de Sanchez Cobaleda.
  A Victorino padre le podemos criticar, cuanto se le ocurra a detractores, puristas, maniqueos, fariseos y demás farándula que viven, se regodean y presumen de nuestra__ «FIESTA NACIONAL» Y LO DIGO CON MAYUSCULAS, POR QUE SI DE ALGO PODEMOS PRESUMIR ES DE TENER ALGO ÚNICO Y DIFERENTE.__Los que le conocemos sabemos que ha tenido que luchar contra muchos avatares, con astucia, marrullería y un sin fin de argucias, para sacar del toro lo que él pretendía que fuese, el sentido salvaje de la libertad, la nobleza y la fiereza innata de ese ser primigenio que busca la lucha sin tregua ni descanso, una alimaña, como dicen algunos y claro eso no gusta a los toreros de salón, que son la mayoría, con todo el respeto que me puedan merecer. En el mismo caso tenemos a Don Eduardo Miura.__Quien se atreve con una locomotora de seiscientos kilos de peso, tres metros y medio de largo y que se mueve como un corzo, ahí tenemos la respuesta. Nosotros los que amamos a ese magnifico animal no hemos hecho nada, para defenderlo.
  El primigenio taurus reinaba en todo el área Mediterránea, fue utilizado desde la Grecia minoica hasta nuestra querida Hispania, tierra de conejos, como se la conocia en la antiguedad o nuestra piel de toro, como a mi me gusta denominarla.  La presencia del toro como objeto de juego se encuentra en la Península Ibérica desde tiempos remotos como así lo demuestran diferentes fuentes arqueológicas, como la piedra labrada de Clunia, las vasijas de Liria, las esculturas de toros de Osuna o la bicha de Bazalote, que reflejan el sentido ritual y ludico que ha tenido el toro en nuestra Península Ibérica.
  El torero se ha negado a evolucionar, se ha hecho cómodo y quiere que sea el toro el que evolucione, para que se quede rendido ante esa pose de altanería y grandeza que el hombre como ser racional e inteligente, bañado de egolatría posee y quiere dar ante su publico.__Pues mire usted, no, no y no, si tiene que haber menos toreros que los haya, pero su cobardía y donaire no puede ir en detrimento de la fiereza y casta del toro bravo, porque va a llegar un momento que cualquier papanatas se va a poner delante de un toro, de un «toro-carretón».

  Sres. menos lindezas y mas pelotas o el taurus primigenius desaparecerá, para mofa y desdén de todos los que están en contra de nuestra «FIESTA NACIONAL».